lunes, 7 de noviembre de 2011

Venganza

(SEXTA ENTRADA FINAL)

Enero 2014

La rebelión salió de acuerdo a lo planeado. Comenzamos por eliminar a aquellos que poseían las armas de fuego más poderosas y tomamos presos a los que se rindieron sin dar pelea. A mí regresa la felicidad con cada vida que cobro de esos malditos norteamericanos. Tomamos el control de todo el campo de concentración y cobramos venganza contra nuestros antiguos verdugos. Uno a uno son sometidos a distintos tipos de torturas: empalamientos, desmembramientos, degollaciones, mutilaciones y demás locuras que se nos puedan ocurrir. Sus gritos, suplicas y lamentos son una hermosa melodía para mis oídos, y los pisos, paredes y cuerpos manchados con su sangre son como la más hermosa pintura de Da Vinci. El día de hoy le arrebaté la vida a tres de ellos. La primera vez sentí que el vacío que llevo dentro de mí comenzaba a llenarse; la segunda vez, emoción con el calor de su sangre en mis manos; la tercera vez, placer al ver un rostro agonizante.


Los norteamericanos han perdido comunicación con el campo y pronto mandarán tropas para recuperarlo. Los mexicanos sobrevivientes comenzamos a juntar las armas para recibir a las brigadas norteamericanas. Entre estas hay una bomba de gran alcance que servirá para una emergencia. Yo estoy ansioso de que llegue ese día para poder tomar más vidas de quienes hicieron de mi país un infierno.


Mi sed de sangre y muerte ha ido aumentando desde la primera vida que tomé. Cada vez me vuelvo más sádico, pero es una belleza ver cabezas sin cuerpo por el suelo, cuerpos mutilados y todo lleno de sangre.


El momento ha llegado y han arribado cuatro camionetas con aproximadamente 15 soldados norteamericanos en cada una. Los hemos tomado por sorpresa, pero ellos son soldados bien entrenados y han reducido nuestro número considerablemente. Fui herido en la pierna izquierda pero con la adrenalina que producía en ese momento no sentí dolor. Tiempo después de eliminar a los soldados las heridas comenzaron a doler de una manera terrible. Y me siento feliz,  pues esto me recuerda que soy humano. El dolor es el único recordatorio de que aún soy humano y continuo vivo.


Los pocos sobrevivientes nos reunimos para hablar del siguiente paso, pero todos sabemos que no resistiremos otro ataque y menos ahora que estamos reducidos en número. Yo propuse usar la bomba a la llegada de los refuerzos norteamericanos y los demás han accedido. Solo puse dos condiciones, que me dejen solo y que continúen la rebelión.

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