lunes, 24 de octubre de 2011

CONOCIENDO A CARONTE

"Caronte llevaba las almas de los muertos por el Cocito y no dejaba pasar a nadie a menos que pagara una moneda de oro ".

Septiembre 2013
(FINAL)
Ya ha pasado mucho tiempo desde nuestro estúpido intento de rebelión. Cada día llegan niños del campo de concentración, y yo pienso en mis sobrinos que aún son muy pequeños y no pueden ser enviados a trabajar. Pero entre los nuevos niños, que no viven mucho tiempo por las pesadas jornadas de trabajo, llegó uno muy peculiar con esos ojos llenos de esperanza, esa cara de ángel y una inocencia admirables. En el momento en que me percaté de este niño, decidí protegerlo. Pensando que nunca volveré a ver a mis queridos sobrinos y el sería quien los sustituya. Después de unos meses terminé por encariñarme del niño y él también. Esto lo sé porque me dice papá. Todos los días le ayudo con sus labores para que soporte este infierno y, como premio, recibo una tierna sonrisa y un "gracias papá".


El coronel encargado del campo donde nos encontramos siempre me mira de una forma extraña; era esa mirada la que sentía observarme mucho tiempo atrás. El día de hoy me mandó llamar. Si me resistía al llamado, sería castigado e igualmente llevado ante su presencia, así que decidí presentarme sin objeción. Al llegar a su habitación, él ya me estaba esperando y me invitó a pasar de una forma muy cordial. Preguntó datos acerca de mi familia y yo respondí con mentiras a todo. Luego me dijo que cuánto apreciaba al joven que siempre estaba a mi lado y yo respondí que mucho. Después me dijo que qué daría por él, que qué pasaría si se lo llevaba. Yo le rogué, imploré y supliqué que no le hiciera daño. Él respondió que qué daría por este niño. Yo respondí que daría lo que sea, y al momento se me acercó e intento besarme pero yo puse resistencia. El coronel se enojó y me dijo que mandaría asesinar al pequeño. Le pedí disculpas y terminé accediendo a sus asquerosos deseos.


Así continuaron los días, cada viernes era llamado a la habitación del coronel, y él saciaba su deseo con mi cuerpo. Mientras estábamos trabajando solo recordaba su olor, sus ojos, su voz, y terminaba vomitando o me ponía de malas. Pero a cambio las cosas mejoraban mucho para el joven y para mí. Éramos tratados mucho mejor que los demás. Curiosamente platicando con Eduardo, mi hijo, le pregunté que si cree que las personas son malas y respondió que no. Yo no pregunté más, porque no quiero que el pierda su pureza.


No eran gratos mis encuentros con el coronel. Me sentía sucio, adolorido, y mi odio crecía contra este desgraciado, pero en estos tiempos fue una forma de sobrevivir. Yo no quería pero de cualquier forma sería obligado, ya que para los norteamericanos solo somos objetos a su total disposición. Simplemente era un pago para pasar la vida un poco mejor. Algunas veces, estando en su habitación, he pensado matarlo, pero mi hijo quedaría desprotegido y moriría.


Hoy es viernes, y es raro porque no fui llamado ante el coronel. Quién sabe qué ha pasado, pero estoy muy feliz porque esta vez no usará de mi cuerpo para satisfacerse. ¡Ojalá esté muerto!

lunes, 17 de octubre de 2011

PASANDO POR EL COCITO

 En la mitología griega, el Cocito es un río en el infierno alimentado por las lágrimas de los ladrones, los pecadores y de todos aquellos de mala conducta.
Marzo 2013
 (Final)

Meses después de llegar al campo de concentración, comenzamos a formar reuniones secretas para iniciar un movimiento de rebelión. La gente mayor comenzó a reunirse sabiendo que el castigo por ser descubiertos sería la muerte. Algunos proponían huir, otros no querían hacer nada, algunos más querían tomar el campo y establecer un fuerte de resistencia. Comenzamos a conseguir palos, objetos punzocortantes y al menos 10 armas de fuego. Después de una terrible jornada de trabajo, al regresar a la sala de concentración, continuaban las pláticas para comenzar la rebelión.


Tiempo después se dio la última junta a la cual no pude asistir porque estaba muerto de cansancio. Se estableció la hora y fecha del movimiento, y mi padre me informó todo a la mañana siguiente. Me dio una de las armas e instantaneamente sentí que iba a morir asesinado. Lo único que quedaba era esperar el día y la hora para que todos fuésemos masacrados. Muchos se encontraban felices y esperaban con ansias el día de poder regresar todas las humillaciones, castigos y sufrimientos causados por los malditos norteamericanos. Yo no quería venganza, pues continuaba aterrado por lo que había presenciado mucho tiempo atrás.


El día había llegado, y cada hora, cada minuto, cada segundo que pasaba me hacía temblar de miedo. Yo portaba una de las pocas armas que se habían conseguido, pero nunca había disparado un arma y mucho menos he dado muerte a persona alguna. Al llegar la hora todo comenzó: nos movíamos con sigilo, lento y con mucho miedo. Pero aún no estábamos preparados y fuimos descubiertos por soldados. Se abrió fuego de ambas partes. La sangre de mis compañeros tapizaba el suelo, se escuchaban gritos, y yo me quedé paralizado mientras veía como eran asesinados mi padre, mi hermano y demás gente que comenzó la rebelión. Parecía que se formaba un rio rojo con la sangre de todos ellos. 


Cuando todo terminó, yo y los demás sobrevivientes fuimos interrogados, golpeados y castigados por el acto de rebelión. A mí me encontraron el arma, me golpearon en la nuca y caí inconsciente. Ahora estoy encerrado y van a pasar muchos días para que vuelva a ver la luz del sol. Por las noches, mientras duermo, sueño con mi padre, hermano y demás muertos decir: “¿por qué no hiciste nada Arturo? ¿Por qué nos dejaste morir? ¿Por qué fuiste cobarde?”. Y despierto con un vacío en el estómago, ganas de cambiar mi vida por la de alguno de ellos o por lo menos acompañarlos en el sendero de la muerte. No sé cuánto tiempo ha pasado pero escuché a los guardias decir que mañana seré reintegrado a los campos para trabajar, ya que estar encerrado es como tener vacaciones. Yo espero no ver a gente morir horriblemente.

Ya estoy de regreso al trabajo forzado pero algo me tiene incomodo. Siento que soy vigilado, siento la mirada de alguien y no sé quién pueda ser.

jueves, 13 de octubre de 2011

CAMINANDO HACIA LOS ELÍSEOS POR EL INFIERNO

Febrero 2013
 (Final)
Ya han pasado 4 meses desde que Estados Unidos aplicó el plan Campos Elíseos. Han sido asesinados los altos mandos del ejército, presidentes municipales, gobernadores, profesores de universidades y personas que pudieron liderar una resistencia. ¡Y pensar que todo era diferente!

Meses atrás presencié, dentro de las instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, el asesinato de los profesores. Ese día se anunció el cierre de clases debido a la invasión norteamericana. Al retirarnos de la institución; me percaté de que todos los profesores se encontraban reunidos en el estacionamiento e imaginé el desastre que se aproximaba. Continué caminando, cerré mis ojos y escuché gritos de dolor fundidos con el tronar de las metralletas.

Días más tarde, en la estación de radio circuló un mensaje: "a todos los mexicanos se les informa que deben presentarse en su delegación, municipio o módulo de atención ciudadana para que sean marcados y así, distinguirse de los demás". Todos en casa estamos desconcertados. No sabemos que decir, no sabemos que hacer ni con quién acudir. Después de unas horas, todos nos dirigimos al modulo para adquirir nuestra marca. Yo sentía un vacío en el estómago, ya que imaginé que sería una trampa e ibamos a ser asesinados como los demás. Éramos 10 personas: mi madre y padre, mi hermano y su familia, mi hermana, su hijo y yo. Al llegar, se habían levantado murallas de concreto y en la parte superior se encontraban soldados armados. Dije: "¡estamos muertos!". Pero no fue así. Al continuar avanzando me percaté que nos dividían en tres filas: hombres, mujeres y niños. En la fila de hombres, fuimos marcados como ganado con una barra de hierro al rojo vivo y en el pecho.

Después de recobrar mis pensamientos que habían sido ocupados por el dolor en mi pecho, comencé a buscar a mi familia y únicamente encontré a mi hermano y padre. Las mujeres e infantes habían sido llevados a campos de concentración. Las mujeres a uno en el cual puedan parir hijos norteamericanos y los niños a uno en el cual los mantendrían alimentados hasta que sean útiles para trabajar o tener hijos. En cuanto a nosotros, nos hicieron regresar a nuestras casas para ser transportados posteriormente a un campo de concentración y trabajar como esclavos de Estados Unidos. No solo nos pasó a nosotros sino a los demás países que no son aliados de Estados Unidos como: Guatemala, Belice, Cuba, Jamaica, Nicaragua, Honduras y demás países sudamericanos.

En este preciso momento nos dirigimos a nuestro nuevo hogar o como yo lo llamo: "el infierno".

domingo, 2 de octubre de 2011

MIEDO

Octubre-2012
(Final)
Hace unos días el Gobierno de Estados Unidos puso en  marcha el plan Campos Elíseos, justo después del asesinato del presidente electo Marcelo Ebrad. El plan consiste en ayudar a México a restaurar su control de la delincuencia organizada, ya que esta misma fue quien llevó a cabo el asesinato del presidente de nuestra nación.
Mi nombre es Arturo Garduño, estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana, vivo con mis padres, Feliciano Garduño y Concepción Salas. Nuestro profesor Sandro Cohen nos ha pedido investigar este acontecimiento que tiene a todo el país paralizado. Durante la investigación, mis compañeros y yo visitamos la Embajada estadounidense y al mencionar el plan Campos Elíseos, fuimos expulsados por agentes de seguridad.
Han pasados varias semanas desde que se encuentra vigente dicho plan. Desde entonces he comenzado a sentir mucho miedo, ya que estamos invadidos por soldados norteamericanos; ninguno ha hecho nada malo pero la mera presencia de personas armadas por doquier me pone muy nervioso, siento como si en cualquier momento nos fuesen a disparar por la espalda.
Ayer, me tocó presenciar el asesinato de un ladrón que le arrebató su bolsa a una mujer de edad avanzada en plena calle; mientras el ladrón escapaba corriendo, se escuchó el sonido de un fusil y acto seguido el ladrón voló dos metros para después caer en el pavimento y crear un enorme charco de sangre. Al ver esto yo me quede paralizado de miedo y llegué a pensar, sin dudarlo que también a mí me sería arrebatada la vida de la misma forma. Después de recuperar mis sentidos giré la cabeza para darme cuenta de aquello, que no me era difícil de imaginar: ahí estaba el soldado norteamericano como si nada, y se podía deducir por la expresión en su rostro que se encontraba orgulloso por lo que acababa de realizar. El día siguiente todos los periódicos publicaron en sus portadas lo acontecido anteriormente, y al mismo tiempo los diputados y senadores presentaban sus demandas al Gobierno estadounidense.
Dos días después  el embajador estadounidense dió una conferencia de prensa en la cual justificó el actuar de su soldado como la forma correcta y dijeron que sí México no puede ponerle fin a la delincuencia, entonces su forma de gobierno es inaceptable y mejor deberíamos dejar que ellos se hagan cargo. Acto seguido se presentó en el Congreso de la Unión, supuestamente a dar una explicación de su declaración a nuestros representantes. Mientras se realizaba dicha asamblea todos los representantes mexicanos fueron rodeados por soldados norteamericanos, y al cabo de 10 minutos de un ambiente hostil, se abrió fuego en contra de los diputados y senadores de México.
Una semana después de la masacre, Estados Unidos ha declarado que México será anexado al territorio estadounidense, así como los demás países de Sudamérica para formar una potencia única y la más imponente que el mundo ha conocido. Algunos países se han unido a este descabellado plan: Argentina, Venezuela, Brasil, Chile y Canada. Nadie sabe qué pasará y en lo que a mi pensar respecta estoy totalmente muerto de miedo, probablemente es el comienzo de una guerra mundial o el fin del mundo.
¡Sí esto es un sueño, que alguien me despierte, por favor!